Más abajo del CIELO
Nuestra familia, Barriga. Desde 1853 hasta 2008
ALFREDO BARRIGA IBÁÑEZ

CAPÍTULO OCHO

VERARDO (1) BARRIGA LEÓN.
DE TODOS LOS HERMANOS, EL ADMIRABLE INVERSIONISTA.


Son varias las declaraciones que indican la autenticidad de Verardo(1) como hijo de Ángel Ricardo Barriga y su esposa, doña Liboria León. La primera se basa en el recuerdo de algunos sobrinos suyos, actualmente con edades contabilizadas, no por años sino por las décadas culpables de sus canas. Todos hacen parte de los nietos correspondientes al segundo matrimonio, el realizado por el abuelo con doña Telésfora Pérez. Entre ellos, Ciro(2) Barriga Suárez, 82 años y radicado en Bogotá, hijo del tío Sixto(1); Pedro León(2) Solano Barriga, 82 años y residenciado en Cúcuta, hijo de la tía María(1); Gilberto(2) Barriga Quintero, 80 años y radicado en Cúcuta, hijo del tío Eugenio(1); Ramona Ecilda(2) Barriga Vergel, 83 años y vive en Cúcuta, hija del tío José del Carmen(1); y muchos más. El recuerdo de Verardo(1) se da, no porque lo hubieran conocido personalmente, pues él había muerto pocos años antes de sus respectivos nacimientos, sino porque oyeron pronunciar su nombre y grado de familiaridad en boca de sus padres. De ello dan testimonio en las entrevistas que antecedieron a la realización del presente ensayo. La segunda autenticidad se puede deducir por el recuerdo de la señora Rosa Peñaranda, esposa de Carlos Emiro(2) Barriga, ya fallecido, al expresar una evidencia de su cónyuge: "¡Miro" me comentó que en el día de su nacimiento, en esos mismos días murió un tío suyo llamado Verardo; por eso, en su memoria, al paso de los años nosotros pusimos un hijo casi con su mismo nombre: Everardo!". Al relacionar la fecha de natalicio del uno con la fecha de fallecimiento del otro (1924), resultó ser cierta la indicación. Las anteriores son manifestaciones de tradición oral, admisibles por el afecto hacia el mencionado familiar. La siguiente aseveración es escrita y susceptible de aceptar, ya que se fundamenta en el padrinazgo que él, con su señora, doña Olimpia Bayona, realizara de una hija de Honorato Barriga, llamada María Esther. Generalmente se buscaba como padrinos a personas ligadas a la familia, lo que igualmente se cumple y puede comprobarse al encontrar sus nombres en la Partida de Bautismo correspondiente, libro 37 de la Parroquia Santa Ana, de Ocaña.

Para la época en que vivió el tío Verardo(1) en esta capital de la provincia, donde también vivía el tío Honorato(1); en dicho período mi padre Gilberto(1), el tío Sixto(1) y la tía María(1) vivían en la población de Cáchira, años comprendidos desde 1917 a 1929 aproximadamente. La comunicación se fundamentaba en medios telefónicos y telegráficos insuficientes; similares a los caminos de herradura, únicas vías de conexión intermunicipal en la jurisdicción de Ocaña que, como las subidas y bajadas de los dientes de un serrucho, hacían más fastidiosos, duraderos e irrepetibles los viajes, permitiendo que las visitas se reflexionaran por las formas abruptas de la geografía. El viaje de la población más cercana a Ocaña, La Playa de Belén, distante apenas a veinticinco Kilómetros, demoraba casi la claridad del día con fastidioso pero buen caballo. De Convención, treinta kilómetros, entre abismos, cimas y escasísimas llanuras, el viaje se cumplía en toda la jornada, con la condición de la leche del caballo, sacada a gritos y a punta de espuela para llegar en unas horas nocturnas en las que se anhelaba solamente la cama, así estuviera vestida por una estera o un colchón inflado con altibajos de paja. De Cáchira a Ocaña, a ciento cincuenta kilómetros, la situación era más terrible, solventada en algunas formas por las posadas del camino, llenas de pulgas y chinches, pero con buen café, arepas y carne salada para recuperar las energías perdidas durante el trayecto y reorganizar las que se iban a gastar desde el siguiente amanecer al inmediato hospedaje. Después de cinco días se llegaba a Ocaña con sólo la fatiga por entusiasmo; y, de acuerdo con el número de caballos, el barro, el polvo, los baúles y catabres en donde se traía la ropa y los niños respectivamente, la gente decía: "¡Estos reinosos, o vienen de Cáchira, o vienen con tifo!".

Durante la primera mitad del siglo veinte, en muchas regiones de la nación las incomodidades fueron sinónimo de heroísmo. El entusiasmo que se siente actualmente al viajar de cualquier lejanía de Colombia a Cartagena por sus facilidades, era el mismo que se sentía al ir del Barrio "La Piñuela" al Río "Algodonal" de Ocaña, para disfrutar de sus frescuras. Las enormes distancias y sus angustias hacían que las gentes se quedaran en sus sitios y sólo se arriesgaran a viajar por motivo de enfermedades a curar, o por los cambios de aquellas costumbres que en sus propias existencias anhelaban concebir. Tan difícil era la comunicación que, en el caso de los Barriga, hijos de ambos matrimonios, se puede concluir que el paso de los años servía para enclavijar visitas en anualidades de cariño, especialmente entre aquellos que vivían lejanos. El tío Sixto(1) y mi padre Gilberto(1), desde 1928 a 1941, se vieron solamente cinco veces. La primera, aquella en que, siendo alcalde de La Playa en 1930, el mencionado tío viajó a Convención para resolver un problema de "carácter romántico" acontecido a su inolvidable hermano; cuestión que, guardando las consideraciones del caso, posteriormente se comentará. Otras tres veces, en esporádicos viajes que hacía el tío al mismo pueblo por motivo de sus transacciones comerciales, especialmente las de caballos, cuyas huellas de orines, herraduras y boñigas quedaban al frente de la casa de don Ambrosio Llanes como recuerdo de unas apariciones que, además de los abrazos, también servían para llevar billetes; y la última, la que hiciera mi padre a La Playa de Belén en el año de 1938, con su primer hijo, Sixto Fariel(2) Barriga Ibáñez, por exigencias del alma al querer saludar a sus consanguíneos, José del Carmen(1) y Sixto(1), conocer las últimas hijas de éste, Blanca(2), Mercedes(2) y Marlén(2), nacidas allí en una década en que empezaba el pueblo a funcionar legalmente como cabecera del municipio. Respecto al tío Verardo(1), la situación era la misma en cuanto a los hermanos que vivían ausentes: poco se veían. Muy diferente a la de Honorato(1), que por hallarse a partir de 1917 en Ocaña, gozaba de sus compañías.

Obtener información sobre el tío Verardo(1) fue algo difícil. Los recuerdos sobre él no se extendían más de su nombre, especialmente los que pudimos haber logrado en aquellas sesiones en que mi padre Gilberto(1), la tía María(1) y Elvira Pérez, familiar de ambos por lo Pérez, realizaban en jornadas nocturnas de Convención y que nosotros, los de la década del sesenta poco amplificamos por estar inmersos en deliciosos jolgorios. En un comentario de capítulo anterior, y específicamente mientras hacía alusión al cariño dedicado por Honorato(1) a mi papá, escribí sobre otro hermano de él, llamado Ricaurte(1), lo siguiente: "Lamentablemente muy poco se sabe". Enseguida, y al referirme al conocimiento que se tenía sobre el tío Verardo(1), expuse: "Algo más". Pues bien, ese "Algo más" está relacionado con unos datos encontrados en libros de bautismo de la Parroquia Santa Ana de Ocaña en donde aparecen los registros de varios de sus hijos: Verardo(2), Fidelina(2) y Carmen Elena(2). Eso, por consiguiente, me llenó de alegría; lo cual fue complementado con algunos datos extraídos de un texto, posiblemente copia de uno de aquellos que reposan en una de las notarías de Ocaña. En tal libro se enuncian, muy por encima, algunas compras que realizara el tío Verardo(1) en varias poblaciones de la provincia y que lo ameritan como uno de los Barriga más adinerados de su época.

Haciendo hincapié en que el pueblo de La Palma es actualmente el mismo Hacarí; y La Cruz, el propio Ábrego, los datos son los siguientes:
Verardo(1) Barriga compra:
- A Jesús Álvarez, terrenos en La Palma, 1915.
- A Eustaquio Carvajalino, medio campo en Ocaña, 1915.
- A Tirso De Vera, medio campo en La Palma, 1919.
- A Martín Bayona, casa y terreno en La Palma, 1923.
- A Secundino Guerrero, gananciales, 1923.
- A Marcelo Vergel, terreno en Ocaña, 1924.

También le apuesta al juego de los intereses, porque, de acuerdo con lo que dice el mismo libro, el tío Verardo(1):
- Recibe hipoteca de Martha Bayona de un campo en La Palma, 1920.
- Recibe hipoteca de Juan Torrado de un campo en La Palma, 1921.

En el mencionado libro existe una indicación que encamina a la duda; y es la siguiente: "Verardo Barriga hace una sucesión, en 1928". La pregunta que suscitó tal enunciado es, ¿Será que el tío ya se sentía enfermo y por eso hace la respectiva sucesión?. Si es así, ello significa que murió en los alrededores de 1928. Lo cual no es cierto, ya que él, de acuerdo con los datos comentados al principio del presente capítulo, murió cuatro años antes, en 1924. Efectuadas las debidas cuestiones a conocedores del tema, se llega a la conclusión de que "hacer una sucesión", se refiere a haberla "protocolizado" ante la notaría en esa fecha; y eso fue lo que pudieron realizar sus hijos.

Todo lo anterior correspondía a los escasos informes sobre uno de los descendientes del abuelo Ángel Ricardo, el tío Verardo(1); muy pocos para justificar la alegría ocasionada por sus encuentros. No obstante, existía la terquedad por querer averiguar otros que impulsaran el ensanchamiento de un texto que al exponer situaciones de su estirpe, nos diera la satisfacción de contar con primos que así mismo llevaran por el mundo ese apellido que cuando niños, nos ruborizaba y que después, en homenaje no solamente a los viejos sino también a las acciones cumplidas, nos ha venido ofreciendo complacencias. Seguir, pues, con las indagaciones sobre el tío, era la obstinación.

Lo primero que se hizo fue acudir al cementerio de Ocaña, de tal manera que al encontrar la tumba del tío Honorato(1), en sus rededores, como por influencia de la suerte, se pudiera así mismo encontrar la del tío Verardo(1). Eso fue en el mes de agosto del 2005, época del famoso verano en que se hizo el viaje a Aspasica, el paraíso original de todos los Barriga. Hacía muchos años y por cuestiones del azar, encontré el panteón en el que estaban enterrados Honorato(1), su hijo Luís Antonio(2) y otros familiares de apellido Torrado. Recuerdo haber sonreído de oraciones ante ese hallazgo sentimental. Ya después y en la búsqueda de la tumba del tío Verardo(1), lo único que hallé fue una confusión similar a la que me produjo Baldor con las ecuaciones de tercer grado; pues, como sucede con los alcaldes y los parques, en este caso, no sé cuál sacerdote le dio por trastocar algunas direcciones y tumbas del cementerio, de tal manera que, lo que antes pertenecía al norte, después pasó a ser del oeste; y lo que estaba en el centro, como algunos árboles, quedó ubicado en el sur. El cementerio actualmente está más amplio, aseado y con brújula nueva; lo que, para el encuentro de "mis muertos", me hizo perder el objetivo, como cuarenta años atrás me sucedió con el álgebra. Total del cuento: nada sobre el tío Verardo(1).

La segunda táctica para recoger referencias se basó en la selección de algunas personas de edad arrugada, oriundas de Ocaña, conocedoras de la historia regional del siglo anterior y que, sin pertenecer a clubes sociales, se identificaran dentro del ámbito en que el tío se desempeñó, el comercial. Al respecto, recuerdo que don José María Torrado, de Ábrego, en momentos de sabrosura músico-poético-etílica, me comentaba sobre un señor de apellido Barriga que él había conocido por los lados del mercado. Relataba que era un hombre guapo, "arrevolverado" y "echado pa´lante", de tal manera que por su valentía, en una ocasión se enfrentó a cinco enemigos y a todos les dio plomo. En aquel instante yo me sentí con el orgullo de un estúpido, influenciado, quizás, por el estado sonriente que falseaba mi cerebro. Hoy, después de averiguar suficientes conocimientos sobre el apellido, siento satisfacción al saber que nadie de los míos ha estado inmerso en situaciones de sangre. Es una lástima que no pueda lograr con precisión la historia del tal "Barriga", pues ya don José María Torrado, su narrador, murió; y me satisfizo haber pronunciado un discurso en el momento de su inhumación en Ocaña, personaje de mis afectos a quien estimé por su don de gente.

En torno a lo comentado por el amigo anterior y siguiendo la segunda táctica, me propuse encontrar a don Federico Angarita, también de mi amistad, a fin de recordar las palabras del "arrevolverado señor Barriga" expresadas en esa ocasión, ya que él había participado en la misma fiesta. Quería que don "Ico" me indicara a cuál Barriga se refería don José. Fue entonces cuando me respondió, en sus setenta y seis calendarios:
-"¡Ay bobo! ¡El día en que te dijeron eso, yo estaba más borracho que vos!".

Cumplir con la segunda táctica de recolección de informes, en definitiva, era un imposible. El año en que falleciera el tío Verardo(1), relacionado con la edad de las personas a quienes les preguntaba, era el mismo, pero antagónico en sucesos; esto es, que mientras el tío estaba muriendo, los amigos hasta ahora iban naciendo.

La luz del túnel empezó a vislumbrarse y la tenía prácticamente en mis manos. Se trataba de mi hermano Aliro, quien se encontraba precisamente conversando en el parque de Ocaña con el violinista Reinel Navarro, el cuál, al escuchar los comentarios sobre las dificultades encontradas en torno a la historia del tío, expresó con una voz triunfal que se acercó al grito:
-"¡Ay hombre, yo conocí a un tal Everardo. Por cierto tiene una Compra-Venta de carros en Cúcuta!".

Después de identificar que la respuesta del músico encajaba con el negocio de Everardo(3) Barriga Peñaranda, hijo de un sobrino del antiguo Verardo(1), Carlos Emiro(2) Barriga Torrado, la verdadera luz del túnel me la señaló mi hermano, al decirme:
-"¡En la década del cincuenta conocí un hijo del tío, por cierto se llamaba también Verardo. Pero lo conocí en Bogotá. Vaya allá y averigüe por él!". Consejo que me hizo meditar lo que algún filósofo de la cartilla kínder promulgó, eso de tener que "buscar la aguja en un pajar". En todo caso la busqué... y la hallé; y es el momento en que mi objetivo está rebosante de complacencias.


UNA DESCENDENCIA BRILLANTE, TAMBIÉN PARA SATISFACCIONES.

El único frío que se siente al viajar en avión a Bogotá se concentra en los alrededores del bolsillo. Son varias las caras de los héroes que se retuercen al salir para depositarse en una registradora que al ingerir ocho billetes de cincuenta, en ocasiones sólo regresa desnutridos de veinte. Pasajes caros e innegociables, injustamente diferentes a los de otros países del mundo, hacen que el transporte aéreo sea repartido entre los de clase alta y los viaticófagos de las instituciones estatales. Por el contrario, los terrestres son baratos y flexibles, susceptibles de cubrir con pocos billetes de diez; y con derecho a un refrigerio cuya ingestión hay que hacerla a la salida del bus, pues a la llegada, el frío del jugo puede reventar los dientes y congelar hasta la úvula. Analizando la situación, en ambas formas hay terror; el de los precios de arriba y el que se siente al entrar a Tunja y extenderse luego por toda la sabana en la forma de un témpano que asciende por los pies, terriblemente helado, irrespetando medias y pantalones, para ubicarse plenamente abajo del ombligo, en ese rincón de la V invertida que por naturaleza es caliente. De todas maneras, aunque insoportable, no es mortal, y realizarlo en ese momento decembrino fue una dicha de la época de adviento, acrecentada por el deseo de buscar una aguja entre un pajar, la que constituyera el tío Verardo(1) en Ocaña y que después se aquilatara con futuros bogotanos admiradamente brillantes.

"¿Cómo hacer?", era la pregunta que posiblemente conduciría al encuentro de la familia. La primera idea que apareció, estaba unida al anhelo de visitar al primo Ciro(2) Barriga Suárez, radicado en Bogotá en la misma década del cuarenta en que muriera en Cáchira su padre, el tío Sixto(1), y lugar en que quedó enterrado. Su información sería clave para el seguimiento de aquella flecha que conduciría a apretones de manos y a efusivas presentaciones.
-"¡Sí, varios de los descendientes viven aquí; pero hace muchos años que no sé de ellos!", fue su respuesta. Complementó la información con algunos recuerdos sobre Rafael(2) y Verardo(2), hijos del tío Verardo(1), al indicar que en los días del año cincuenta y cinco, otro familiar, el Dr. Armando(2) Solano Barriga, en su época de estudiante le dio por mostrarle el corazón a su misma prima, una mujer supremamente hermosa, hija de Rafael(1), ocasionándole con su pretensión un disgusto que tenía el semblante de una pistola.

Ante las dificultades halladas en el primer esfuerzo, opté por hacer a mi hermano Jorge(2), radicado en Bogotá desde hace alrededor de cuarenta años, la pregunta sobre la descendencia del tío que probablemente vivía en esa ciudad. Su respuesta fue prácticamente la misma pregunta: "¿Quién era él?". Lo que al traducirse, en torno a Jorge(2), indica que, para la época del sesenta en que tanto mi padre Gilberto(1) como la tía María(1) hablaban cosas del tío Verardo(1), mi hermano se encontraba también gozando de las indisciplinas de la juventud; y lo que es peor aún, lejos de Convención, buscando las formas para que el futuro suyo fuera resplandeciente, como efectivamente lo fue en el campo intelectual.

La terquedad en perseguir el Objeto de la Mente es el principio del triunfo, así se soporten desaciertos. Y estos fueron los que definitivamente obtuve al hacer, como táctica, llamadas telefónicas en las que indagaba sobre el apellido Barriga, previamente elegido dentro de las páginas del directorio bogotano.
-"¡Disculpe Señora, el apellido Barriga que ustedes poseen, ¿Tiene alguna relación con el que existe en la provincia de Ocaña?", preguntaba.
-"¡No Señor!", contestaron en numerosas ocasiones, producto de selecciones al azar, "¡Nosotros somos de Bogotá!"; o, "¡El apellido nuestro es de Chile!"; o, "¡Yo sabía que mi apellido era de España; y no de Ocaña!"; o, "¡Nosotros somos de apellido Jaramillo, y vivimos en calidad de inquilinos!", en total, diez y siete ocasiones sometidas al fracaso. No atiné sobre alguna en aquella noche. De ellas, la que me despertó una carcajada fue la respuesta de una niña, al expresar:
-"¡Yo creí que el apellido de nosotros, "Ajiaco", era el más feo del mundo!".

A la mañana siguiente, y tal vez auxiliado por el inconsciente del sueño anterior, la solución se vino inesperadamente. "Si no he logrado con el "Barriga" del directorio, probaré con el Peñaranda publicado en el mismo". Este apellido era el que poseía un nieto del viejo Verardo(1), residenciado en Bogotá, comentado también por el primo Ciro(2), y probablemente indicado en las páginas blancas. Se llamaba Hernán Peñaranda Barriga. Lo busqué y lo encontré hasta su primer apelativo: Peñaranda, no más. Se señalaba mediante el número 2266… Pero, ¿Correspondería al mismo?. ¡Quién sabe!. En todo caso llamé. Quien contestó poseía una voz de mujer, atractiva, con acento paisa, regando amabilidad en cada vocal pronunciada:
-"¡Señora!", le expresé, "¿El nombre que aparece en el directorio como Hernán Peñaranda, es el mismo de apellido Barriga?", le pregunté.
-"¡Sí, claro!", me respondió, "¡Él era mi esposo!, ¿Y vos por qué me lo preguntás?", me dijo.
-"¡Ah!. ¡Usted no se imagina la alegría que tengo, pues encontrarlo a él, es como si hubiera encontrado al eslabón perdido!", le confesé.
-"¡Ve hombre!"... ¿Y por qué?, ¿Vos quién sos?", me dijo. Entonces le expliqué lo relacionado con nuestra familiaridad y con el objetivo principal de un viaje que al conseguir datos, pudiera ornar el estudio que en torno a los Barriga estaba adelantando. Creyó en mí, porque su espiritualidad almacenaba la nobleza de la mujer manizalita, como ella lo es, sentimental como el timbre del tiple y el aire del bambuco, y como su voz, inmersa en la melancolía al expresar que su esposo, Hernán(3) Peñaranda Barriga, había muerto en el año 2002. Me habló de sus únicos dos hijos, triunfadores en el área bancaria y orgullosos de un padre que al empezar como auxiliar de contabilidad, terminó siendo gerente nacional del IDEMA. En casi tres cuartos de hora supe y escribí datos sobre su familia, cuestión que yo correspondía con los del apellido, iniciados por los sucesos de un hombre que como el abuelo, Ángel Ricardo, se casó en dos ocasiones, como así sucedió en la madre de su esposo Hernán, Emelina(2) Barriga, quien también lo hizo en el mismo número de veces.

La señora de Hernán(3) Peñaranda se llama Yolanda Echeverry, es directora de una organización denominada "San Bartolomé Apóstol", en Bogotá, con misión netamente cristiana. Buena conversadora, no sólo por su acento antioqueño sino por la manera como colabora en el hilo de la comunicación; el cual se extendió hasta el final, mediante una recomendación que, al servir nuevamente de eslabón, me enseñó la manera de llegar a otros descendientes del viejo Verardo(1), unos verdaderos valores dentro de la ciencia, la empresa y la industria.
-"¡Ve hombre!, ¡Averiguáte en el directorio a la familia Barriga Murcia, que ellos son de los mismos!", me dijo. Y así lo hice. Y me satisfizo posteriormente haber conocido a Liliana(3) y Amparo(3) Barriga Murcia, quienes con varios hermanos más, son descendientes de Verardo(2), hijo del antiguo Verardo(1), motivo de esta persecución que concluyó en la presentación telefónica de otro eslabón, el de Alfonso(3) Navarro Barriga, hijo de Fidelina(2) Barriga y nieto de Verardo(1), cuya información sobre sus ancestros le puso gratitudes al presente estudio. De ellos logré las siguientes referencias y la estirpe que a continuación expongo, una descendencia que enorgullece y por supuesto, muy digna de mostrar:


SOBRE EL ANTIGUO VERARDO(1) BARRIGA LEÓN.

Hijo de Ángel Ricardo Barriga y doña Liboria León. Estuvo casado con doña Olimpia Bayona, hija del General Pablo Bayona. Esta última información es la misma que ofrecen, el Dr. Armando Solano Barriga(2) y mi hermano Aliro(2) Barriga Ibáñez. El General participó en la contienda de los Mil Días y en ella falleció bélicamente, según lo indica José de la Cruz Vergel, en su libro, "Ábrego, Gesta y Leyenda".

El tío Verardo(1) vivió en "La calle del Mango", Ocaña, sector muy comercial en su época. Allí tenía una casa comúnmente conocida como "Tres estrellas", en La Piñuela, barrio cuyos habitantes fueron eternamente ligados al partido conservador. Muere intoxicado debido a los vapores que inhaló en el momento de rociar veneno a un ejército de hormigas. Eso sucedió a las seis de la tarde del 28 de septiembre de 1924. Dos días antes, había nacido un sobrino suyo, Carlos Emiro(2) Barriga, y en su recuerdo, con el paso de los años, éste bautizó un hijo, casi con su mismo nombre: Everardo(3). En torno a la manera como falleció el tío Verardo(1), Alfonso(3) Navarro Barriga cree que le sobrevino un infarto en el momento en que se hallaba rociando la sustancia sobre los insectos. Estoy de acuerdo con lo que piensa el primo, debido a la cantidad de familiares fallecidos a temprana edad, del corazón y por causa del cigarrillo. Verardo(1) Barriga León era el segundo de los hijos del abuelo Ángel Ricardo. Posiblemente nació en el año 1879, un año después de Honorato(1), lo cual significa que murió a la edad de 45 años. Muy joven.


HIJOS Y DEMÁS DESCENDENCIA DE VERARDO(1) BARRIGA LEÓN Y OLIMPIA BAYONA

1. EMELINA(2) BARRIGA BAYONA. Nace en Ocaña en 1908, es la primera hija de Verardo(1); le sigue Rafael(2). Ella muere en Bogotá en1965, también en no justa edad, a los 57 años, según lo expresa su sobrino, Alfonso(3) Navarro Barriga.

Contrajo matrimonio en dos ocasiones. La primera, con don Jacinto Quimbayo, de quien he encontrado dos datos: Uno, el haber sido padrino, junto a ella, de Alberto(2) "Beto" Barriga Torrado. Dos, el hecho de haber ratificado, unido a su esposa, la venta de un bien; operación que reposa en la Notaría Única de Ocaña, año de 1932.

Realizó el segundo matrimonio con el señor Santos Peñaranda. Tuvieron los siguientes hijos: 1. Hernán(3) Peñaranda Barriga. 2. Cecilia(3) Peñaranda Barriga. Sobre ella, lamentablemente no encontré informaciones.

A su vez, Hernán(3) Peñaranda Barriga muere en Bogotá en 2002. Es un personaje de interesante valor humanístico y administrativo. Gerenció el IDEMA nacional en forma sobresaliente a través de muchos años. Tiene dos hijos: Mónica María(4) Peñaranda Echeverry, quien está casada recientemente con el Dr. Carlos Eduardo Llano Escandón; y Santiago(4) Peñaranda Echeverry. Mónica(4) es Vicepresidente Comercial del Banco de Bogotá. Santiago(4) también es un alto ejecutivo del Banco Colpatria, (Gerente Nacional de Cuenta Sector Oficial). La esposa de Hernán(3) se llama Yolanda Echeverry, y es actualmente directora de la "Asociación San Bartolomé Apóstol", una institución de carácter humanitario, dedicada a resolver problemas de salud de la gente necesitada de Bogotá.


2. RAFAEL(2) BARRIGA BAYONA.

De acuerdo con los datos suministrados por Alfonso(3) Navarro Barriga, su tío Rafael(2) nació en Ocaña en 1910 y murió del corazón en Bogotá, 1961. Cincuenta y un años también es una edad que no justifica la muerte. Parece ser una constante en los integrantes de nuestro apellido. La genética actual, muy avanzada, a través del genoma humano está averiguando las causas que ocasionan esa tendencia; y hay buenos resultados. Había salido de Ocaña por pleitos con aquellos que monopolizaron situaciones comerciales de la provincia. En Bogotá, Rafael(2) trabajó al lado del ministro de estado, Lucio Pabón Núñez, quien lo nombró, en primera instancia, como su Asistente; y en segunda, como miembro del SIC, Servicio de Inteligencia Colombiana, (DAS, actual), labor que desempeñó, incluso, con la defensa que hiciera del edificio institucional ante la arremetida de los exaltados por la muerte de su líder, Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948. Sólo tuvo una hija, Olinta(3) Barbosa, una mujer que, expresan quienes la conocieron, "Era muy linda"; así la recuerda Aliro(2) Barriga, cualidad que hizo sumergir a su primo, Armando(2) Solano Barriga, en una traga de padre y señor mío, cuando él estaba haciendo su segundo año de derecho en la capital, 1954. Por sentirla sola, Rafael(2) trae a vivir consigo a su hija, desde Ocaña a Bogotá, lugar en el que le legaliza su apellido para enseguida gestionar y ubicarla como empleada de la empresa de teléfonos. A pesar de varias averiguaciones, de ella lamentablemente no se pudieron obtener datos suficientes que sirvieran para una ampliación del presente ensayo. Se escribe lo que cuentan familiares cercanos; y ello está relacionado con el matrimonio que Olinta(3) efectuara con el señor Rafael Larrota, con quien tuvo tres hijos, un varón y dos hembras. El varón se llama Rafael(4) Larrota Barriga y es un eminente médico que desempeña su profesión en la ciudad de Bogotá.
Rafael(2) Barriga le llevaba 15 años a Verardo(2) Barriga, el hermano con quien más se frecuentaba.


3. OLINTA(2) BARRIGA BAYONA. (Tía de la anterior Olinta).

Es la madre de Alfonso(3), quien expresa que ella es legalmente la misma Fidelina, pues con este nombre aparece en su partida de bautismo. Ésta dice:

Fidelina Barriga Bayona. Folio 63, libro 36. Nació el 23 de mayo de 1919. Bautizada el. 6 de julio de 1919. Hija de Verardo Barriga y Olimpia Bayona. Padrinos: Honorato Barriga y Ana Rosa Torrado..

Ella misma opta por el cambio de su nombre para no semejarse con el que poseía un tal Fidel, personaje endiablado que había matado a varias personas en el barrio de Ocaña en donde ella vivía. Olinta, o Fidelina, muere en Bogotá el 20 de octubre de 1975, de 56 años; también en edad no justa para fallecer. Posee la siguiente descendencia: Vidal Alfonso(3) Navarro Barriga, 66 años, casado con la señora Tula Milanés García, de la ciudad de Montería, con quien tiene los siguientes hijos, así mismo una satisfacción dentro del apellido Barriga: Alfonso(4)Navarro Milanés, Médico con especialización en Ginecólogía; Germán(4) Navarro Milanés, Arquitecto; y Jairo Luís(4) Navarro Milanés, Odontólogo, vive en Barranquilla. El otro hermano de Alfonso es Luís Javier(3) Navarro Barriga, 65 años. Ambos son nacidos en Ocaña. Luís Javier(3) está casado con la señora Carmenza Gutiérrez, y tienen los siguientes hijos: Luís Javier(4) Navarro Gutiérrez, Administrador de Empresas; y Sonia(4) Navarro Gutiérrez, Administradora Pública. Todos están residenciados en Bogotá. Y… ¡Qué emoción saber sobre la calidad de esta descendencia!: ¡Maravillosa!


4. CARMEN ELENA(2) BARRIGA BAYONA

Nació el 30 de junio de 1921, en Ocaña. Muere en La Paz, Ecuador, 2002. Ingresa como monja a los 14 años en la Comunidad de la Sagrada Familia y se retira. Luego regresa a la Comunidad Clarisa de Barranquilla. Su partida de bautismo contiene los siguientes datos:
Carmen Elena. Folio 304 del libro 36. Nacida el 30 de junio del 21. Bautizada el 20 de agosto del mismo. Hay un indicador en el margen izquierdo que dice haber hecho los votos religiosos en el Monasterio de Santa Clara de Nuestra Señora de la Paz, Ecuador.

5. VERARDO(2) BARRIGA BAYONA.

Vivió y murió en Bogotá. En la iglesia Santa Ana de Ocaña existe la partida de bautismo; ésta dice:

Verardo Barriga Bayona
En la iglesia parroquial de Santa Ana de Ocaña a veinte y uno de octubre de mil novecientos veinticuatro yo el infrascrito Cura Párroco certifico: que el presbítero bautizó un niño que nació el diez y ocho de agosto del corriente año a quien puso el nombre de Verardo. Hijo legítimo de Verardo Barriga y Olimpia Bayona vecinos de esta parroquia. Abuelos paternos Ángel Barriga y Liboria León. (Sic). Folio 287 libro 37.


Como hecho casual, su padre muere a los cuarenta días de él nacer; o sea, el 28 de sep de 1924. Y él, a su vez, muere de un infarto en el miocardio el 11 de agosto de 1971, a los 47 años en Bogotá. Joven todavía.
Verardo(2) Barriga Bayona trabajó en el Ministerio de Hacienda. Su esposa es la señora Ana Felisa Murcia de Barriga, natural de Bogotá, lugar en el que actualmente tiene su residencia.
Sus hijos son:
1. Miguel Ángel(3) Barriga Murcia. Médico. Especializado en Cirugía. Casado con la señora María Cristina Córdoba. Están residenciados en Neiva. Hijos: Laura María(4) y Santiago(4).
2. Luís Fernando(3) Barriga Murcia. Ingeniero Civil. Su señora, María Constanza Lesmes. Viven en Bogotá. Hijos: Ana María(4) y Juan Fernando(4).
3. Nancy Elena(3) Barriga Murcia. Bacterióloga. Especializada en Auditoría de Salud. Hija: María Lucía(4). Viven en Bogotá.
4. Lucía Estela(3) Barriga Murcia. Ingeniera Civil. Casada con el Dr. Jaime Duarte Rueda. Hijos: Jaime Enrique(4) y María Claudia(4). Viven en USA.
5. Amparo(3)Barriga Murcia. Economista. Está casada con el Dr. William Mantilla. Hijos: William Felipe(4) Mantilla Barriga, Valeria María(4) Mantilla Barriga, Federico(4) Mantilla Barriga. Residenciados en Bogotá.
6. Liliana María(3) Barriga Murcia. Ingeniera Civil. Así mismo, especializada en Recursos Hidráulicos y con un Magíster en Ingeniería Ambiental. Hijos: Gabriela María(4) Valderrama Barriga y Nicolás(4) Valderrama Barriga. Está casada con el Dr. Gabriel Humberto Valderrama.

Obsérvese a quienes poseen el número cuatro; o sea, tataranietos de Ángel Ricardo Barriga, es común para las mujeres el nombre de MARÍA, muy repetido en las ramas de las diferentes generaciones.


CARACTERÍSTICA EN LA DESCENDENCIA TRIUNFAL DE VERARDO BARRIGA LEÓN


No sólo la obtención de carreras profesionales, también su aplicación en el montaje de empresas como una forma de progreso propio y, por consiguiente, su colaboración con el del país, es una de las características que identifica a los descendientes de Verardo(2) Barriga Bayona. Vía a Suba, en Bogotá, la Empresa TELVAL & CIA LTDA., creación de una de las hijas con su esposo, soporte y fomento de una Misión con objetivos hacia la excelencia, verdaderamente emociona por sus resultados triunfales. En ella, los conocimientos sobre Ingenierías Civil y Eléctrica, extendidos a los campos de las telecomunicaciones, a los de la construcción y a los de obras urbanas tanto capitalinas como nacionales, son recursos de una intelectualidad que da manifestación de sus valores. Es una empresa de méritos adquiridos por su saber y experiencia, con sus diferentes departamentos de administración, su cuerpo de secretarias y, dentro de su eficiente manejo, las relaciones de cordialidad y responsabilidad con que se dirigen a sus subalternos. Todo ello le ha conducido al triunfo; lo que, para el apellido, en verdad, acrecienta admiraciones.

De acuerdo con la descendencia del tío Verardo(1) Barriga León, la palabra "Valoración" se fortalece por la forma con que ella se ha desempeñado en los quehaceres y avances que reclama la vida dentro de la sociedad. El "Viejo", aunque esta expresión no es válida para una persona que murió a los 45 años, en las dimensiones del más allá sonreirá gratamente por las satisfacciones que han cumplido sus sucesores; y seguirán cumpliéndose, pues, la educación, forma con que se ha manifestado su estirpe en la adquisición de interesantes profesiones, ha sido la única fuente para acrecentar la importancia que con el tiempo les llevará a los placeres de la fama, de la inmortalidad.

El tío Verardo(1) Barriga León se había casado con la señora Olimpia Bayona. Alfonso(3) Navarro Barriga, uno de sus nietos, recuerda un hecho jocoso y muy conocido en la tradición oral de la familia; a narrar aquí con las debidas consideraciones de respeto. Los padres de doña Olimpia eran: El general Pablo Bayona, muerto al principio de la Guerra de los Mil Días, y su señora, doña Eusebia Bayona, ambos de Ábrego. Doña Olimpia tenía así mismo dos hermanos, Jerónimo y Rodolfo. En el momento del reparto de la herencia, la señora Eusebia deja todas sus propiedades a Rodolfo, el cual y algo más tarde, al recibir el reclamo de la parte que correspondía a cada uno de sus consanguíneos les contesta, a la manera mejicana de quienes nacen en Ábrego:
-"Si mi amá dijo que todo pa´yo... ¡Todo pa´ yo!". Y los dejó sin cinco.