Más abajo del CIELO
Nuestra familia, Barriga. Desde 1853 hasta 2008
ALFREDO BARRIGA IBÁÑEZ

CAPÍTULO ONCE


SIXTO (1) BARRIGA PÉREZ.
NO SÓLO SU NOMBRE, TAMBIÉN SUS OBRAS EN LA HISTORIA

El abuelo Ángel Ricardo Barriga murió en edad poco avanzada. Si su primer hijo, Honorato(1), nació en 1878, eso significa que él tendría "aproximadamente" veinticinco años de vida cuando resolvió casarse con doña Liboria León, primera mujer de los dos matrimonios. Se concluye, pues, que había nacido en 1853; fecha que al compararse con la de la muerte, 1907, nos da a entender que falleció a los cincuenta y cuatro años. La primera señora también debió haber muerto en plena juventud; pues, si el primer hijo del segundo matrimonio, Eugenio(1), nació en 1884, eso quiere decir, posiblemente, que ella murió uno o dos años antes, en 1882. Si generalmente el hombre se casa con una pareja de igual o menor tiempo, la conclusión a la que puede llegarse se refiere a que doña Liboria León, al nacer en el mismo año del abuelo Ángel Ricardo, 1853, y morir en 1882, tenía presumiblemente veintinueve años en el momento de su muerte. Muy joven. Por otro lado, se sabe mediante el "Acta de Defunción" conservada en la parroquia de Ábrego, que la segunda esposa, doña Telésfora Pérez León, murió en 1914 a los cuarenta y cinco años. Asimismo muy joven.

En los descendientes Barriga León - Barriga Pérez, no se puede generalizar el suceso de la muerte para las épocas de juventud o de madurez, pues son numerosos los familiares que han sobrepasado los ochenta; ejemplo de este caso, la hermosa abuelita que vivió en La Playa de Belén hasta los noventa y siete años e hija del tío José del Carmen(1). Pero sí debe preocupar el hecho de presenciar "muchos Barriga" que han fallecido antes de los sesenta. Amira(2)Barriga Ibáñez, Carlos Emiro(2) Barriga Torrado, Sixto(2) Barriga Suárez, Ramiro(2), Emelina(2) y Alberto(2) Solano Barriga, José del Carmen(1) Barriga Pérez; William(3) Pérez Barriga, este último, fallecido de un infarto a los cuarenta años en el mes de octubre del 2005; y algunos familiares más, murieron sin llegar a esa edad que no representa el transcurso completo de la vida; como también otros, antes de los setenta, Emelina(2) Barriga Quintero y Emelina(2) Barriga Suárez, quienes, en su mayoría, tuvieron como causa, deficiencias del corazón. Estos párrafos no llevan la intención del terror; por el contrario, contienen el aliento de los avances médicos y nutricionistas de la actualidad, a los cuales tenemos que acudir para que la vida se prolongue lo necesario y así continuar sirviendo a la sociedad, como ha sido la característica del apellido. El autor de este ensayo, en el año 2005 y a los cincuenta y nueve años fue sometido a una intervención en las venas coronarias del corazón... y vendrán muchos años más de vida. Olvidaba decir que, como muchos de mis familiares de apellido Barriga, también gané un concurso como el "Mejor Fumador de la Patria".

Sobre el tío Sixto(1) Barriga Pérez, se puede considerar que murió joven, pues no contaba sino con cincuenta y seis años en el instante de su muerte. No obstante, para la época de su defunción, año 1941, el promedio de vida entre los colombianos no arribaba a los sesenta y cinco. Murió en Cáchira, Norte de Santander, población de la que fue su alcalde, como así lo fue de Aspasica y de La Playa de Belén en el mismo Norte, y de Suratá en el departamento de Santander, administraciones en cuyos lugares dejó el recuerdo de obras espléndidas y las partidas de bautismo de todos sus hijos. Fue un hombre público supremamente emprendedor; no "gestor", según el término actual que conlleva la denotación de "Pedir para hacer". "Emprendedor" es un vocablo más apropiado a su labor, ya que en la práctica, conduce a creaciones que dan solución a problemas de la sociedad en que se vive. Como tal, el tío Sixto(1) recurrió al oficio y valores de las gentes que gobernaba; de tal manera que el resultado de las obras, en lo posible tuviera no el egoísmo de una sino la intervención de suficientes personas. Así lo hizo en La Playa de Belén, locación que lo recuerda cotidianamente por sus realizaciones, a pesar de los años transcurridos. Así en Cáchira, en cuyo corregimiento, La Vega, estableció sus oficios de fundador. Buen amigo del político y ministro de estado, Dr. Lucio Pabón Núñez, quien tenía del tío Sixto(1) el concepto que impulsaba a recomendarlo para el desempeño de altas responsabilidades.

También nació en Aspasica y, por supuesto, soportó la trashumancia hacia la población de Ábrego, lugar en el que, debido a sus dieciocho años, no es de extrañar que haya participado en situaciones de la Guerra de los Mil Días. Terminada ésta, la permanencia en el lugar se hace indispensable para el aprendizaje de esas cosas que posteriormente le han de servir en el sustento de la vida. Y las aprende en forma tal, que las consideraciones sobre "Saber de Todo" son recordadas por familiares que actualmente se arropan con abundantes calendarios. Se habla que el tío Sixto(1) aprendió amplitudes de la medicina y dentistería, de la agricultura y ganadería, especialmente la equina, con la que al principio logró propiedades significativas por ser una época en que las carreteras eran incipientes, reemplazadas por caminos de herradura que como vías eran los más comunes para enlazar los pueblos y ciudades, siendo los caballos los únicos medios en esa forma de transporte. Arrimado al desempeño ecuestre, es fácil adivinar su asistencia al taller del padre de don José María Peláez, don Alejandro, nacido en Ríonegro y personaje que tenía para los Barriga suficiente afecto, cuya herrería en Ábrego, por ser organizada bajo técnicas antioqueñas era la de mayor renombre entre las de la provincia. No obstante, unida a su actividad de litigante aprendida de su padre, del tío Sixto(1) también se le recuerda su participación en procesos civiles para resolver problemas que usualmente llegaban a sus manos. De ello, un ejemplo de su actividad preferida, en plena soltería y con lo cual derivaba su sustento:

ACTA DE POSESIÓN A UN CARGO EN ÁBREGO, DE SIXTO(1) BARRIGA PÉREZ.

"En La Cruz, a primero de oct. de 1908 presente en esta oficina el Sr. Sixto Barriga P. Con el objeto de tomar posesión del empleo de Secretario con interinidad para la práctica de la diligencia de amojonamiento y real y materia entrega del predio Los Piñitos y El Silencio, el señor juez lo impuso de los correspondientes artículos del código penal y le recibió juramento en toda forma legal el cual prestó y bajo cuya gravedad prometió cumplir bien y fielmente con los deberes de su empleo, según su leal saber y entender. En constancia firma Atilano Santos Sixto Barriga" (Sic)

Como se observa, ello sucede en 1908, un año después de la muerte de su padre, Ángel Ricardo Barriga. Y es un trabajo cumplido cuando arribaba a sus 23 abriles, preámbulo de todos aquellos que desempeñará y que serán un estímulo para la realización de un matrimonio patrocinado por comodidades económicas.

Se casa presumiblemente al principio de 1909, pues hay un dato en el que aparece apadrinando, junto a su esposa, a una hija de su hermano Honorato(1) Barriga, llamada Rita María(2), en un bautismo realizado en el mes de julio del mismo año. Su primogénito, Julio Jorge(2), nació en Ábrego, noviembre de 1911. Su primera señora, (el tío se casó dos veces), se llamó Emelina Solano; nombre que será impuesto a varias descendientes del abuelo Ángel Ricardo, tal vez para eternizar su cariño. Emelina era hermana de don Pedro León Solano Torrado, un hombre de comportamientos sanos, serios, responsables, ornados así mismo de inmensa bondad, quien posteriormente fuera el esposo de la "Tía Ía", como así le decíamos a María(1). Por informaciones de algunos descendientes suyos, parece que Don Pedro León y su hermana, Emelina, eran primos de los Barriga, hijos de Ángel Ricardo, mas no por lo Solano sino por su segundo apelativo, Torrado, y ello posiblemente se debió a que la madre del abuelo no quiso colocar dicho apellido, y colocó el de ella, "Barriga", a su hijo, por desavenencias con su marido. Los comentarios pueden ser ciertos, pues el trato y algunos recuerdos que tenían mi padre Gilberto(1) y la tía María(1) sobre don Carlos Julio Torrado, a quien consideraban y llamaban como "Primo", indican una familiaridad desprendida de ancestros ligados al Señor Torrado, (Pedro), que posiblemente era el papá del abuelo Ángel Ricardo. Hubiera sido fácil desenrollar este enredijo, no obstante, la nula colaboración en el préstamo de libros eclesiásticos que van de 1900 hacia atrás, por el momento, nos deja en neblinas. De acuerdo con lo citado, nuestro apellido debiera ser "Torrado" como ya se dijo, y no el "Barriga" que llevamos a cuestas; eso si, con fidelidad a la tradición.

Pues bien, del matrimonio de Sixto(1) Barriga Pérez con Emelina Solano Torrado nacieron en Ábrego dos hijos. Así lo señalan, no solamente sus recuerdos, también sus partidas de nacimiento y de bautismo:

NOMBRE MADRE NCTO. BAUT. FOLIO LIBRO

1. Julio Emelina 27XI-11 25-I-12 133 13
Jorge(2) Solano
Padrinos: Pedro León Solano y Ercilia Torrado

2. María Emelina 8 IX 13 13.IV.14 306 13
Eva(2) Solano
Padrinos: Pedro Torrado Gómez y Laura Garcés.

Estela Barriga(3), hija de Julio Jorge(2), expresa que María Eva(2) es la propia Rosario, "Chayo", o "Sayo", como así le decía la tía María(1). Agrega, además, que ella misma cambió voluntariamente su nombre de Eva por el de Rosario para que no la confundieran con la Eva de Cáchira, una indigente en cuyo vocabulario solamente existía la palabra con que se mienta la madre; y la soltaba con la perfección de un locutor que grita el gol, regando saliva por todas partes y a todo aquel que recordara sus mucosidades.

María Eva, o "Chayo", murió en Cúcuta, 1993. Se desempeñó durante su vida laboral en Ocaña y fue empleada del antiguo Ministerio de Comunicaciones en la rama de la telefonía de la cual salió jubilada.

En lo que respecta a Julio Jorge(2), los familiares de la época lo recuerdan como un hombre de aproximadamente 30 años cuando visitó a Convención, donde vivían sus tíos, Gilberto(1) y María(1). Dejó un concepto parecido al de su inteligencia, a sus maneras agradables de la cordialidad. También dejó un retrato en el correspondiente marco de madera y frontal de vidrio; era el que nosotros veíamos cada vez que entrábamos al aposento de nuestra tía. Siempre lo advertimos soportando las desteñidas generadas por el paso del tiempo. Primero era negro; luego sepia; y últimamente quedó casi amarillo, con miras a desaparecer en los vericuetos de la indiferencia. En el instante en que Julio Jorge, después de la visita, se retiró de Convención, la alegría de su rostro era tan ostensible, tan radiante, que hasta aparecieron en sus ojos aquellas lágrimas de felicidad con que expresaba el pesar de su partida. Todos los viajes se hacían a caballo. Al cabo de ocho días y después de haber llegado a Cáchira, lugar en que se desempeñaba como Tesorero del municipio, dejó caer una pistola y al disparársele, el tiro penetró por su pierna derecha, cuya femoral aflojó sin piedad la sangre que también se llevó su vida. Eso fue en 1941, antes de la muerte de su padre; y todavía su figura se recuerda con gran vivencia, incluso más que la que aparece en la fotografía.

El primo Julio Jorge(2) se había casado con la señora Edda Becerra, nacida en Salazar y fallecida en Cúcuta el 14 de abril de 2001. Les quedó una hija, Estela(3) Barriga, nacida
en Ocaña, amable y afectuosa como lo fue su inmediato ancestro. Estela(3) fallece en Cúcuta a finales de abril de 2007.

El recorrido que puede hacerse por los descendientes del tío Sixto(1) resulta también emocionante, por la cantidad de representantes y valores, en los cuales, la administración pública, la justicia, la ciencia y la cultura sobresalen con aquella dignidad que da así mismo, importancia al apellido. Ello no sería suficiente si no se empezara por el mismo tío, personaje a quien mi padre Gilberto(1) tenía un aprecio y un respeto de alta consideración, no sólo por ser el segundo de los hermanos mayores sino porque su sabiduría y experiencia reemplazaban las cualidades que pudo encontrar en su primer hermano, Eugenio(1), a quien no conoció, y de quien lamentaba haberse perdido desde el tiempo de la Guerra de Los Mil Días y sólo vino a encontrarlo muchas décadas después, cuando ya estaba enterrado en una tumba de una región cercana a Valledupar, Los Venados.

CÁCHIRA, SU APASIONADO AMBIENTE

La orografía colombiana presenta a Cáchira como un páramo. Y tal debe serlo en algunas montañas de su región, lugares en donde se cultivaba a plenitud el trigo y la papa, productos de clima helado. En todo caso se recomienda llevar un fuerte abrigo si se visita el casco urbano, que durante el día despide un calor que invita a los jugos de sus frutales, y en la noche, al consumo de un café que hierva, porque el frío tiene la gracia de hacer rechinar los dientes. Algo cerca nace la quebrada "La Caramba", la que al pasar por el corregimiento de "La Vega" toma el nombre de "Río Cáchira del Espíritu", para seguir con su sonrisa de aguas cristalinas a un pequeño lago del corregimiento cesarense, "Puerto Oculto", desde donde se desprende el "Río Lebrija" que termina, algo barroso, ofreciendo sus abrazos al frondoso Magdalena.

Para la época en que llegó el tío Sixto(1) a Cáchira, 1917, la salida principal del pueblo hacia regiones centrales y costeras de Colombia se daba por tierra y luego por vía hídrica. Se requería recorrer un trayecto de diez y ocho leguas que llegaba al citado Lebrija y de éste al Magdalena, desde donde se podía viajar en barcos de bajo calado a sus respectivos puertos. A Ocaña y Cúcuta no existían carreteras; y para arribar a dichas ciudades se requería del uso de caminos de herradura que llevaban, hacia el oriente, a las poblaciones de Salazar y luego a Santiago, y de ésta a Cúcuta; y por el norte, a Ábrego, cuya distancia era prácticamente similar a la que de Cáchira conducía a la capital del Departamento. Con el correr de los años, el tío Sixto(1), de tanto transitar por los caminos de la Provincia de Ocaña, recurre a soltar la rienda del caballo para que camine por donde quiera; pues él está seguro que seguirá por los senderos que ya había mecanizado su memoria.

Actualmente, para llegar o salir del lugar, la cuestión es más sencilla. A hora y cuarto de sus calles pasa la carretera que de Bucaramanga conduce a la costa, situación que inclina a los habitantes a escoger el carreteable que va a la capital santandereana y no el del Norte, por quedar más próximo. De tal preferencia, resultado de la lejanía, también existe una nota algo particular; está dada en que el indicativo telefónico de la población es el mismo de la costa, 095, y no el de su propio Norte de Santander, 097. En Bucaramanga, es tanta la afluencia y permanencia de los cachirenses, que su respectiva colonia influye para que todos los seis, siete y ocho de diciembre, época de fiestas, sus oriundos retornen plácidamente a su tierra. Y regresan con alborozo entre cantos que recuerdan poemas de sus gentes, refrescados de buen anís y ron de caña santandereano, estimulantes de una jocosidad que hace a los viajeros, indiferentes ante la polvareda de la vía, iniciada más abajo de un punto llamado "Límites" y terminada en el pueblo. Perdón, no es polvero, en este diciembre del 2005 fue un barrero que para colmo del invierno se vio complementado con derrumbes insoportables.

Aproximadamente a quince minutos de la vía que sigue a la costa y dentro del carreteable que conduce a Cáchira, se halla el corregimiento "La Vega", agradablemente pequeño, con todo lo que demanda la civilización brindada por Bucaramanga, con calles, carreras, rumbones, un parquecito y una iglesia, los cuales, según la tradición familiar, ayudó a levantar el tío Sixto(1) en la época final de su vida. La experiencia adquirida en "La Playa de Belén", pueblo en el que así mismo fue alcalde en 1930, influyó en la fundación de un lugar que, si no es para el amañar eterno, al menos sirve para el descanso del tierrero que se trae y que se lleva a la cabecera administrativa. Después de "La Vega", continúa lo feo; es decir, aquello que al compararse con la vía que lleva a Aspasica, conduce a formalizar el binomio de la desesperación con que se pueden medir los abandonos a los que nos tienen acostumbrados los mandamases.

Sixto(1) Barriga Pérez dedicó su ingenio en la construcción de suficientes obras. En Cáchira, además de la reestructuración del Palacio Municipal, de la edificación de varias escuelas y otras iniciativas, fue colaborador en el levantamiento y terminación del templo parroquial, cuya iniciación se debió al sacerdote Gabriel Solano; quien por su apellido justificaba un parentesco con la esposa del tío, doña Emelina Solano, y un motivo para la invitación a venirse que hiciera a su hermano y familia, Pedro León Solano, cuyo arte de carpintero sirvió para la elaboración de las bancas de la iglesia, sin colocar en la época. En ello también sudó mi padre Gilberto(1), tiempo en que se hallaba acompañando a su hermano, el tío Sixto(1), al desempeñarse como alcalde de la mencionada municipalidad.

Estamos en 1918, período en que según el censo del mismo año, la población, fundada en 1811 por don Antonio José del Rincón, posee 2.484 hombres y 2.381 mujeres, en un total de 4.865 habitantes. Mas...¿Cómo se comprueba, si no es con el respectivo decreto de nombramiento para ejercer como alcalde en tal año, si éste no existe?. Es algo difícil, ya que algunos libros reglamentarios tanto de la alcaldía como de la iglesia fueron quemados en un incendio ocasionado por beligerantes en esta etapa entristecida de la patria. No obstante, su presencia en dicho año se puede comprobar mediante una fotografía en la que, además de él, aparecen los dos hijos del primer matrimonio, Julio Jorge(2) y Rosario(2), con la mamá, doña Emelina. Se concluye que dicha fotografía fue tomada en Cáchira por aparecer en la misma una mujer muy hermosa, de aproximadamente diez y siete años, Elvira Suárez, a quien el tío Sixto(1) vino a conocer, según lo expresan sus hijos, en tal pueblo, joven que con el tiempo fuera su segunda cónyuge después de haber fallecido la primera. (Favor observar la fotografía adjunta. Los niños que aparecen a lado y lado de su madre, según expertos en reconocimiento de edades, poseen, el varón, (Julio Jorge(2), aproximadamente siete añitos; y la hembra, (Rosario(2), cinco o seis. Si el niño nació en 1911, más los siete calculados, da un resultado de 1918, año en que probablemente el tío se hallaba viviendo en la población). Por otro lado, y para precisar su función como alcalde, es necesario advertir lo que aparece en el libro "50 Años de Vida Nortesantandereana", primer tomo, exactamente en el espacio destinado al gobernador Fébres Cordero de la época. Allí se expresa que los decretos de nombramiento poseen defectos en su elaboración, ya que no indican los nombres de las personas designadas y sólo se atienen a señalar los números de ellos para los pueblos de la provincia, firmados por el Prefecto encargado en tal función. En alguno de éstos debió estar incluido el tío Sixto(1). De igual manera, para tratar de identificar su participación como gobernante, existen en el "Palacio Municipal" de Cáchira algunas disposiciones en que aparece su firma, con intenciones dirigidas al control de ciertas epidemias que como la de disentería, azotaban la región. Esa era, además, una labor específica de los burgomaestres. Así mismo, y para justificar su tiempo oficial, los descendientes de don Margario Quintero, de Ocaña, conservan un folleto en donde se hallan registrados los mensajes remitidos por diferentes personalidades del país por motivo de su fallecimiento; en dicho cuadernillo aparece el enviado por el tío, rubricado como alcalde a principios de 1919. Y finalmente, es preciso confiar en las palabras de Don Leonidas Montagut, residenciado en Cúcuta, un anciano de 93 años, conocedor de don Pedro León y su señora, de mi padre Gilberto(1) y del tío Sixto(1) en el Cáchira de entonces, quien, con una memoria más temible que la de los acreedores, expresa que el amado tío fue alcalde "antes de 1920".

Es preciso añadir que algunos años después, exactamente en 1924, Sixto (1) Barriga Pérez fue alcalde de la localidad santandereana de Suratá, cercana y equidistante a las poblaciones de Matanza y California, en Santander, localidad en que nació su hijo Ciro (2), actualmente de 82 cumplidos. Al terminar su mandato decide devolverse a Cáchira, en donde en 1926 nació su hija Emelina (2), ya fallecida en Bucaramanga. Tanto Ciro (2) como Emelina (2) y otros, son descendientes de la segunda esposa, doña Elvira Suárez, la distinguida mujer que aparece en la fotografía expresada. Por tradición familiar, algunos hijos del tío Sixto (1) señalan que su padre también fue alcalde, en esta ocasión, encargado, y por pocos meses, de la ciudad de Bucaramanga. Ello, de ser cierto, es el complemento máximo de la importancia que rodeara la vida del querido ancestro.

EN LA PLAYA DE BELÉN, SU MEJOR OBRA

Como ya se comentó anteriormente, este pueblo fue declarado como Reliquia Nacional en el año 2005. Todo se debió, no sólo a su hermosura, cualidad impartida a la forma de sus calles, casas, iglesia, parque; también a la custodia que sobre su estética ejercen los estoraques, especie de acantilados con que las montañas plasman sus erosiones, dando a la tierra formas humanas y animales de sorprendentes consideraciones. No obstante, si se propusiese una tercera alternativa para hacer de La Playa una evaluación más afectuosa en la historia, inmediatamente se propondría a la amabilidad de sus gentes. Ello lo vine a corroborar con las atenciones que nos brindara el señor Manuel Antonio Claro Carrascal, en su tienda del costado occidental del parque y en la mañana aquella en que acudimos al conocimiento de nuestra región ancestral, Aspasica. Esto no se refiere únicamente a la cordialidad que nos extendiera a la salida de la iglesia, sus palabras de bienvenida y sus ofrecimientos de tinto y desayuno que desinteresadamente nos propuso en su negocio. Parece que esa es una constante en el comportamiento de todos sus pobladores. La gentileza también estuvo dada en su conversación, en la presentación que nos hiciera de varias amistades suyas, en el momento un grupo de viajeros que más tarde se desplazarían a Ocaña, lugar de sus compras. La amabilidad que ofrece el playero es una cualidad de su alma, una especie de cultura que sin haber recibido formaciones académicas, se manifiesta con las preciosidades aprendidas de un entorno sano. Quien nace allí, nace con la aureola de servir; y es su cortesía el motivo que impulsa a decir: "¡Hasta ahora lo conozco, y sin embargo, siento que es buena persona!".

En fin, la importancia de La Playa de Belén está dada por el paisaje y por la caballerosidad de sus gentes. Entrar a describir la presencia del tío Sixto(1) en el pueblo no sería grata si no se atendiera al nombre y obra de un personaje cuyas realizaciones le hicieron quedar en la memoria de quienes por fortuna le conocimos. Se trata de don Benjamín Pérez, un valor en todos los sentidos. La poesía, la música, la historia, la narrativa, su manera de ser, todo ello es el entorno de una cultura dirigida a sus dos máximas obras: Una, el haber sido el padre y formador de dos grandes exponentes del folclor latinoamericano de la década del cincuenta, las "Hermanitas Pérez", un dueto en el que Yolima y Aída, sus hijas, hicieron las delicias en un romanticismo musical muy apreciado. Y dos, el haberse desempeñado como maestro en varias poblaciones del departamento, entre las cuales, Convención, para mediados de la década del cuarenta, disfrutó de las enseñanzas que impartió en el colegio Guillermo Quintero Calderón. Hace muchos años, con mis hermanos Sixto Fariel (2) y Aliro (2), dos de sus antiguos alumnos, fuimos a visitar a don Benjamín en su residencia bogotana. Y no fue sino verlo para sentir que estaba ante la bondad con que se comportan los habitantes de La Playa. La visita tenía el propósito de averiguar si él era el autor, y si lo era, de solicitar su aprobación para que las canciones, "Quisiera" y "Todo llora tu ausencia", quedaran en una grabación que el dueto "Juancho y Alfredo", del que formo parte, pensaba realizar en la ciudad de Quito, Ecuador. Su respuesta fue afirmativa. Ambas, como todas las producciones del maestro, son poéticas. Permítaseme consignar una de ellas:

TODO LLORA TU AUSENCIA

Noches de azules veranos
Llenas de dulce esplendor;
Todo me fuera muy grato,
Hoy no sufriera yo tanto
Si tú volvieras mi amor.

Solloza el alma
Amargamente,
Y es tan terrible,
Fatal tu ausencia;
Estás tan lejos
Quizás te pierdo
Y de ti tal vez solo quede
Cual flor marchita
El fiel recuerdo
De una ilusión.


Todo está en calma y silencio,
Nada se oye a lo lejos,
Sólo en mi alma se agita
Una añoranza infinita
Al calor de tus recuerdos.
Todo conmigo llora tu ausencia,
El jardincito, la enredadera,
Y hasta la fuente si hablar pudiera,
Qué amada mía, qué te dijera,
Que no te hablara de mi pasión.".

Pues bien, el maestro Benjamín Pérez, quien conoció en su adolescencia a Sixto (1) Barriga Pérez, posee autoridad para describir los recuerdos de las realizaciones del tío en las dos administraciones que cumpliera en el pueblo. Él las palpó, las admiró y hasta posiblemente colaboró en sus ejecuciones, por la manera en que comunitariamente se hicieron las obras. Todo ello, al ser conocido por la tradición familiar, así mismo está ampliamente explicado en la monografía que creara el Dr. Guido Antonio Pérez Arévalo, "La Playa de Belén Norte de Santander", en cuya página 158 expone un inmenso y agradable reportaje concedido por don Benjamín al autor del libro.

En ese reportaje, las palabras sobre el tío son muy gratas. Leámoslas:

"Don Sixto, dotado de un gran don de gentes y de una admirable facultad de persuasión, obtuvo la colaboración necesaria en dinero y mano de obra, y no sólo de los habitantes del pueblo sino también de las veredas cercanas. Y así inició y llevó a término la construcción del acueducto de "La Musiquita", por medio del cual se trajo hasta la plaza el agua potable más trasparente y más fresca que yo haya conocido y que abasteció a la población por muchos años. Construyó también los camellones que enmarcan el parque y levantó en el centro una columna dándole así un aspecto nuevo y atractivo a lo que antes era un arenal en donde picoteaban las gallinas. Cooperó con la edificación del templo parroquial, espacioso y moderno, orgullo de propios y admiración de extraños. Esta obra estuvo dirigida con acierto y constancia por el presbítero Elberto Sarmiento. A la realización de todas estas iniciativas de progreso sumaron sus esfuerzos con cívico interés, patriarcas como don Francisco Arévalo, ya fallecido, ante cuyo nombre me inclino reverente, don Ramón Ovallos, don Ismael Arévalo, don Emeterio Claro, don Domingo Pérez, don Pacho Pérez, don Antonio Pacheco y otros que escapan por el momento a mi memoria, todos modelos de hombría de bien y de acrisoladas convicciones cristianas. Don Sixto acometió también, empleando siempre el sistema de acción comunal, la apertura de la carretera a Ocaña por la vía El juaguito

La Cuchilla- La Hermita. No se contaba con otro medio de comunicación terrestre que un escarpado camino de herradura por la ruta de Las Liscas..." 1.

Como preámbulo al texto anterior, así mismo don Benjamín Pérez expone el procedimiento para realizar las obras, el cual no era sino la aplicación de la llamada "Acción Comunal", considerándola una forma muy recurrida en los tiempos modernos, lo que para la época de 1930-1931 le dio al tío Sixto(1) la gracia de haber sido en Colombia, uno de los primeros en utilizarla. Aunque esa es una bondad dirigida por el maestro Benjamín a nuestro familiar, la realidad está en que se basó en la participación de varias personas que con sus entendimientos dan solución a los problemas de la sociedad. Ese mismo es el proceder de los investigadores en el método científico.


1. PÉREZ ARÉVALO, Guido Antonio. La Playa de Belén Norte de Santander. 1ª. Ed. Cúcuta. Edit. Centro de Copiado Quinta Oriental. 1993. Ps. 158,159.

El tío Sixto (1) desempeñó la alcaldía de la Playa de Belén en dos oportunidades. La primera en 1930 y durante un tiempo muy corto, seis meses apenas. Fue nombrado mediante decreto Nº. 158 del 1º de abril de tal año. Ejerció la segunda administración mediante el decreto Nº. 47 del 21 de febrero de 1931 y demoró sólo dos meses. Esa era una situación generalizada en todos los pueblos por causas políticas. Se nombraba y luego se retiraba.

En La Playa de Belén vivió varios años, desempeñándose, incluso, como Personero y Concejal, unas veces; y otras, como "todero" y como comerciante de caballos. Caminaba con las incomodidades de una cojera, defecto ocasionado por un tiro que en varonil enfrentamiento le propinó un enemigo. Vestía muy bien. Caminaba con las manos atrás, hablaba despacio, con voz grave; aunque no tan despaciosa como la de su hermano José del Carmen(1), quien vivió y murió en el mismo pueblo de La Playa. Allí nacieron sus hijas Blanca(2), Mercedes(2) y Marlén(2), para luego retirarse a la región de sus encantos, Cáchira, lugar en que estaba enterrado su primer retoño, Julio Jorge, del matrimonio inicial, cuyo mausoleo él mismo agrandó para que en la correspondiente muerte suya, en él fuera inhumado. Ello se cumplió a finales de 1941, dejando un hijo póstumo, Sixto(2), nacido el 19 de abril de 1942 y fallecido el 10 de abril de 1997, siguiendo la misma costumbre de "muchos Barriga": Morir jóvenes y del corazón.

El tío Sixto(1) también cumplió con la importancia y los ejemplos heredados de su padre, el abuelo Ángel Ricardo, y es la magnitud que actualmente se observa en todos sus descendientes. Veámosla:

DESCENDIENTES DE SIXTO (1) BARRIGA PÉREZ

1. Ciro(2) Barriga Suárez. Casado en Bucaramanga con la señora Carmen Couot. Actualmente viven en Bogotá. Sus hijos son:

1.1. Jairo(3). Ingeniero Civil. Murió en el Japón, país en donde residía. Hijos: Maira Alejandra(4), vive en USA; Aura(4) y Yiro(4), residenciados actualmente en el Japón.

1.2. Amparo(3). Murió de seis meses.

1.3. Yaneth Cristina(3). Abogada. Tiene una hija, Yaneth Viviana(4).

1.4. Javier Fernando(3). Abogado. Hijos: Javier Fernando(4), vive en Hungría. Andrea(4) y Julián(4).

1.5. Patricia Eugenia(3). Como todos los hijos del primo Ciro(2), ella representa un orgullo del apellido. Es Ingeniera Industrial con un magíster en su misma especialidad. Fue rectora de la Universidad del Cauca y rectora de la Universidad Antonio Nariño. Sus hijos son: Diana Carolina(4) Valencia, vive en Hungría. Santiago(4), es actualmente estudiante.

1.6. Mauricio Augusto(3). Ingeniero Civil. Sus hijos, Maira Alejandra(4) e Iván Danilo(4), residenciados en Miami.

1.7. Alejandro(3). Ingeniero Civil. Hija: María Camila(4).

2. Emelina(2) Barriga Suárez. Nació el 21 de septiembre de 1926 en Cáchira. Murió en Bucaramanga el 27 de mayo de 1995, del corazón. Casada con el señor Juan de Dios Ladino Granados, de Nobsa, Boyacá. Sus hijos son:

2.1. Hernando René(3), arquitecto. Graduado en la Universidad Nacional de Bogotá. Además de ejercer su profesión, es profesor de varias universidades de Bucaramanga. Tiene los siguientes hijos: Iván René(4) Ladino Ramírez, Médico; Carlos Daniel(4) Ladino Ramírez, abogado.

2.2 Álvaro(3), Ingeniero civil; fallecido trágicamente con varios integrantes de su familia en el área metropolitana de Bucaramanga. Fue campeón nacional juvenil de jabalina, disco y martillo. Con su señora, Gloria Amparo Camargo, también fallecida en el accidente, tuvo los siguientes hijos: Fabián Enrique(4), Ing. Civil; Diana Carolina(4), estudiante universitaria; y Silvia Lucía(4), fallecida en el mismo suceso, q.e.p.d.

2.3. Carlos Eduardo(3), Campeón Juvenil Nacional de Jabalina. Entrenador de este deporte en la ciudad de Bucaramanga.. Hijos: Juan Guillermo(4), Oscar Eduardo(4), campeón Nacional de Judo; y María Catalina(4), todos estudian bachillerato y practican el judoka.

2.4. Luís Alberto(3), casado con la señora Azucena Gómez. Hijos: Jorge Alberto(4), abogado; Yenny Patricia(4), Arquitecta; Omar Orlando(4), Ingeniero de Sistemas; y Marta Azucena(4), Administradora de Empresas.

2.5. Beatriz Emilia(3), murió en Bucaramanga, noviembre de 1997. Socióloga. Dejó una hija, Gina Paola(4) Alba Ladino, estudiante universitaria.

2.6. Gloria Inés(3), Casada con el señor Orlando Prada. Hijos: Claudia Ximena(4), Ingeniera de Mercadeo; Diego Fernando(4), Universitario; Juliana(4), universitaria; Carlos Alberto(4) Abogado.

2.7. Juan José(3). Campeón Nacional juvenil de lanzamiento de disco y martillo. Hijos: Mario Andrés(4), periodista y locutor de conocida elocuencia en Bucaramanga; Juan Manuel(4), universitario; Sara Milena(4), universitaria; y Juan Sebastián(4), estudiante de bachillerato.

3. Noel(2) Barriga Suárez. Se casa en La Playa de Belén con la señora Ilda Claro Franco. Allí nace el primer hijo, Edgar Uriel(3), el dos de abril de 1955. Bautizado el 26 de junio del mismo año. folio 134, libro15. Noel(2) fue Personero y Concejal de La Playa de Belén y muere en Ibagué. Sus otros hijos son, Astrid Elena(3), Gloria Patricia(3) y Henry(3).


4. Blanca Celina(2) Barriga Suárez. Nacida el 5 de octubre de 1931 en La Playa de Belén. Es el año en que el tío Sixto ocupa por pocos meses la alcaldía. Bautizada el 27 de diciembre de 1932. Casada con don Luís Ramón Montagut. Muere en Cúcuta. Sus hijos son:

4.1. Luís Eudoro(3) Montagut. Ingeniero Civil. Con varias especializaciones en Vías y Pavimentos; así mismo en Suelos. Graduado en la Universidad Autónoma de México. Casado con la señora Esperanza Niño. Tienen tres hijos: Carolina(4), Lucy(4) y Sebastián(4)

4.2. Edgar(3) Montagut. Ingeniero Civil. Hijos: Patricia(4), Luís Alberto(4), Edgard(4), Ramón(4), Lucy(4) y Cristina(4).

4.3. Lucy(3) Montagut. Estudió en la Universidad de Pamplona. Murió muy joven en la ciudad de Cúcuta.

4.4. Nohora(3) Montagut. Casada con el señor Santiago Moros. Hijos: Ramón Andrés(4) y Paula Juliana(4). Ramón Andrés(4) es campeón infantil de golf. La práctica de esta disciplina le ha llevado a la obtención de grandes premios nacionales e internacionales, incluido el de estar gozando, actualmente, de un intercambio cultural y deportivo en los Estados Unidos.

4.5. Claudia(3) Montagut. Tiene cuatro hijos. Daniel(4), Jimena(4), Claudia(4) y Camilo(4).

4.6. Leonardo(3) Montagut. Comerciante. Un hijo, Leonardo Andrés(4).

5. Ana Mercedes(2) Barriga Suárez. Nacida en 19 de agosto de 1935 en La Playa. Bautizada el 24 de junio de 1936. Actualmente vive en Bogotá. Casada y tiene los siguientes hijos: Claudia Mercedes(3), Jairo Andrés(3), Adriana Elvira(3), David Augusto(3) y Juan Pablo(3). Claudia Mercedes(3) es Pedagoga y tiene un hijo, Camilo Humberto(4). Jairo Andrés(3) es Diseñador Gráfico y se desempeña en la Universidad Militar. Adriana Elvira(3) es Bachiller. Sus hijos son: Daniel Andrés(4) y Adriana Paola(4). El primero es Técnico en Aviación y tiene un hijo, Daniel Felipe(5), 4 años. La segunda estudia Preescolar. Los otros dos hijos de Ana Mercedes(2) son: David Augusto(3), comerciante y Juan Pablo(3), también Técnico en Aviación y se desempeña en Avianca.

6. Marlén(2) Barriga Suárez. Nacida el 2 de mayo de 1938 en La Playa de Belén. Bautizada el 10 de octubre de 1938. Casada con el señor Ramiro Pérez. Hijos: William(39), fallecido del corazón en el 2005, a los cuarenta años; Sandra(3) y Esperanza(3).

7. Gabriel(2) Barriga Suárez. Casado con la señora Ofelia Muñoz. Deja los siguientes hijos: Javier(3), Marta Lucía(3), Carmen Elvira(3) y Noel Eduardo(3). Gabriel murió en la localidad de Silvania, Cundinamarca, también joven.

8. Eduardo(2) Barriga Suárez. Hace parte de esas dignidades con que se enorgullece el apellido Barriga. Su vida profesional fue excelente al escalar posiciones del Ministerio de Justicia con méritos emanados de su estudio y consagración. Abogado de la Universidad Nacional en el año 1965. Ejerce desde el año de 1989 como Magistrado de la Sala Penal del Tribunal Superior de Ibagué, del que fue por varios años su presidente; labor que finaliza para recibir la jubilación en el 2004. Casado con la señora Amanda Medina, con quien tiene los siguientes hijos: Patricia(3), odontóloga; Carlos Eduardo(3), comerciante; Sandra(3), psicóloga; y Adriana(3), abogada.

9. Sixto(2) Barriga Suárez. Nació el 19 de abril de 1942 en Cáchira. Murió del corazón el 10 de abril de 1997, de 55 años, en Bogotá. Casado con la señora Sonia Granados. Dejan la siguiente descendencia: Sergio(3) y Luisa Fernanda(3).

CIRO BARRIGA SUÁREZ
PERGAMINOS, CONDECORACIONES, RECUERDOS DE SU OBRA

El primo Ciro(2) es de los pocos Barriga que han sobrepasado la edad de los ochenta. Precisamente los cumplió en el año 2005. Año en que también, mientras él estaba en Bogotá, por los lados de Cúcuta, Pedro León(2) Solano Barriga, "Pedrito", apagaba las velas de un ponqué que le trajeron sus hijos y nietos con ron y buen mariachi. Eran, así mismo, ochenta lamparillas. Ambos nacieron en 1925. El primero en Suratá Santander y el segundo en Cáchira, del Norte. Por supuesto que se conocieron y jugaron a los trompos, a las cometas y a los cristales en los períodos de la niñez. La cuestión es sencilla: de Suratá, después de su mandato como alcalde, el tío Sixto(1) se regresó a Cáchira, lugar en donde vivía su hermana María(1) con su esposo. Allí, en 1926, ya los niños habían cumplido un año y la celebración fue con piñata en común. Pero no iban a estar solos, pues en el mes de septiembre del mismo, nacieron dos niñas, una de la tía y otra del tío con sus correspondientes cónyuges. Se llevaron apenas tres días de diferencia. La una nació el 18 y la otra el 21. La del 18 fue bautizada como Emelina, y la madre era María(1). La del 21; también Emelina, y su padre, Sixto(1). Y esa fue una forma como varias descendencias demostraron el cariño a la primera esposa del tío, del mismo nombre, muerta hacía pocos años; el cual de igual forma había sido colocado; primero, a una de las hijas de Verardo(1) Barriga León, al finalizar la primera década del siglo XX; y segundo, a la única hija que tuvo Eugenio(1) Barriga Pérez, "El Perdido", por los lados de Valledupar y en la mitad de la década del treinta.

En lo que respecta a los primos Ciro(2) y Pedro León(2), en sus esplendorosos ochenta, el sentimiento familiar conserva la forma de corazón con que extienden el amable abrazo. Y poseen una lucidez y una memoria tan extraordinarias que hasta da miedo haber hecho travesuras con ellos, pues son capaces de recordarlas.

-"¡A mí me tocaba darle vueltas al torno para que mi papá repusiera el trompo que me había dañado Ciro!", me decía Pedrito en un parque cercano a su casa de Cúcuta, en donde cotidianamente conversa con sus amigos.
-"¡Eso es verdad!, recordaba Ciro la tarde en que le entrevisté, "¡A mí también me tocaba darle vueltas al torno para que me repusieran el trompo que me había abierto Ramiro!". Éste era un hermano de Pedrito, nacido tres años antes de ellos y con una puntería tan precisa que donde ponía el herrón quedaba el hueco por donde se salía la vida del juguete.

Los anteriores son recuerdos de ambos; y corresponden a aquella vez en que, después de diez años de nacidos, se volvieron a encontrar en la población de La Playa de Belén, lugar en donde vivía con su familia el tío Sixto(1) desde 1930 y lugar al que acudió don Pedro León mientras se desplazaba a Convención, en 1935, pueblo en el que organizó para los suyos, el destino común.

-"¡Primo!", le dije, "¿Eso del torno significa que don Pedro León lo cargaba por todas partes?.
-"¡Claro!", me respondió, "¡Es que era desarmable!". En este punto conviene aclarar que dicho aparato era de madera y formado por una rueda algo grande, de aproximadamente dos metros de diámetro, cerrando su circunferencia y travesaños una serie de tornillos que son los que actualmente, aunque bastante corroídos, continúan con vida en el solar de una vieja casa, precisamente donde vivieron los últimos años don Pedro León y la tía María(1), en el Convención donde también murieron.

Por su parte, tanto Pedrito(1) como Ciro(1), desde aquella visita, jamás en la vida se volvieron a encontrar. Cada quien "torneó" su futuro en los lugares que proveyeron comodidad para sus hogares y la energía que necesitarían sus aspiraciones. El primero en Convención, el segundo en Bogotá, regiones en la que el trompo de la vida giró con vueltas serenas, de tal manera que hoy, después de sus ochenta, el pasado es sinónimo de dignidades, a pesar de haber soportado cada uno las tristezas más grandes del sentimiento con la muerte de un hijo, siendo ya mayores.

Ambos son mis primos. Y los quiero con tanta intensidad que, incluso, en las conversaciones que por separado he tenido, se desaburre mi ánimo y el estrés se desaparece al escuchar sus respectivas historias. Conozco las de Pedrito hasta de memoria, pues tuve la suerte de convivir al lado de los suyos, padres e hijos, en el Convención de mis ensueños, disfrutando de sus cercanías como si representaran las alegrías de todas las navidades. De Ciro(1), la verdad es que nuestros encuentros han sido muy pocos. Máximo seis. No acrecentados por situaciones de lejanía. A pesar de ello, al hallarlo, como así sucedió en la última entrevista, me sentí sonriente al observar en su cuerpo la delgadez, altura, caminado, y hasta los gestos que producía mi padre; me sentí feliz con su charla, que fue amena, constante, narrada siempre en pasado, con voz suave como la que producía mi papá, frecuentada por cordialidades. Y éstas fueron las que contrariaron el concepto que tenía sobre algunos personajes de una profesión colombiana, para impulsarme a formular la siguiente pregunta: "¿Cómo puede ser posible que este primo tenga comportamientos amables y una voz tan dulce, si fue sargento mayor del ejército colombiano?". Vine a conocer la respuesta en la explicación que dio a los aspectos de su vida, estímulos de una complacencia para quienes poseemos, no sólo el apellido Barriga, sino también la enseñanza de aquella amabilidad con que se manifestaron nuestros ancestros: el primo Ciro(2) Barriga, y como consecuencia de su afabilidad en las relaciones humanas de su experiencia militar, en el año 1964 recibió una condecoración dependiente de la que inventara Bolívar, lo máximo en Colombia para personas de alto valor: La Cruz de Boyacá. Este es un acto que emociona; así como las condecoraciones ofrecidas, una por el Ministerio de Defensa en su Dirección de Reclutamiento y Movilización, premio dado por su intachable conducta; otra por la Fuerza Aérea Colombiana, reconociendo su compañerismo, sentido de pertenencia y colaboración; y otra, ya de procedencia civil, la otorgada por la Acción Comunal del Comité Cívico Nº 13 del Barrio Chapinero de Bogotá, por su trabajo constante a favor de las gentes.

El desempeño en el área militar, como se observa, fue de una responsabilidad auxiliada por las formas cordiales de su trato. Trabajó durante 46 años. 21 como militar, desde soldado hasta la sub-oficialidad de sargento mayor. 21 como civil administrativo en el Ministerio de Defensa. Y los últimos 4, como Jefe de Seguridad de la Sección Administrativa del Banco de la República. Es la suma de un tiempo en que el deber se cumplió bajo relaciones de cortesía y consagración que desdicen el concepto de tirantez con que se recuerda al sargento colombiano.

En el área civil del Ministerio de Defensa, las funciones castrenses pasaron a un segundo plano. Allí la labor se fundamentó en la aplicación de aquellos estudios que realizara para la estructuración de su inteligencia. Fue Contabilista General, Foto-interpretador aéreo, Criptógrafo e Instructor de Seguridad e Investigaciones, Tabulador Técnico, que no es otro sino el que desempeña la función de elaborar las nóminas; de igual manera, Administrador del Personal y Paracaidista Instructor de la Fuerza Aérea, con cincuenta saltos de experiencia.

Haber conversado con el primo Ciro(2) fue un acto agradable. Observarlo, escucharlo, entenderle sus palabras incrustadas en recuerdos laborales y familiares, son situaciones que entusiasman porque, ardientemente, pertenecen a vivencias de un ayer en donde el amor se repartió a todas las acciones de la vida. Y el más puro se llamó y se llama su señora, Carmen Couot, nacida en Bucaramanga y de ancestro francés, con cuya unión, y tenía ella apenas quince años, empezó una generación que ofrece dignidades a toda la familia.

Conocí a su hermana Emelina(2), residenciada y fallecida en Bucaramanga. Una mujer que cuando joven se caracterizó por su belleza, cualidad de la que un gran amigo, Pedro Helí Rincón, en su época de soltero se enamoró; y tanto, que una noche, en medio de algunos rones y del escuchar bellas canciones, me dijo, "¡El día en que tu prima estuvo en Convención, ese día hizo enloquecer a todo el mundo...menos a mí, que quedé bobo, mirándola. ¡Dios mío, es que era tan linda!". Ciro estuvo en varias ocasiones en Bucaramanga, lugar en que yo laboraba; y lo veía en el hogar de ella con alguna frecuencia, tal vez por su trabajo de la Fuerza Aérea. Sin embargo poco conversamos, pues esa era la época de la juventud, desfachada e incomunicable en la que sólo triunfan el baile, las parrandas y toda clase de diversiones. De haberle hablado, hubiera conocido las historias que hoy conozco, llenas de adoración por los recuerdos de quienes fueron hermanos de todos sus ancestros.

Para felicitar al primo Ciro(2) por sus realizaciones, mediante un abrazo, habría que darle un apretón de ochenta y tres años. Es una satisfacción a carne viva y un familiar que permite penetrar a las fibras de su alma.